En 100 días comienza la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos en Lisboa, la capital de Portugal. La Conferencia sobre los Océanos, copatrocinada por los Gobiernos de Kenia y Portugal, se celebra en un momento crítico en el que el mundo trata de resolver los numerosos y profundos problemas de nuestras sociedades que la pandemia del COVID-19 ha puesto al descubierto.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que tendrá lugar del 27 de junio al 1 de julio, ofrece la oportunidad de movilizar asociaciones y aumentar la inversión en enfoques basados en la ciencia.
«Existen soluciones que pueden ayudarnos a recuperar la salud del océano. Pero para ello será necesario que actúen todos los sectores de la sociedad, desde los dirigentes mundiales hasta el ciudadano de a pie», afirma el embajador Peter Thomson, enviado especial del Secretario General de las Naciones Unidas para los océanos.
El océano cubre el 70% de la superficie de la Tierra, es la mayor biosfera del planeta y alberga hasta el 80% de toda la vida del mundo. Nutre una biodiversidad inimaginable y produce alimentos, puestos de trabajo, recursos minerales y energéticos necesarios para que la vida en el planeta sobreviva y prospere.
El aumento de las emisiones de carbono está haciendo que el océano se vuelva más ácido, debilitando su capacidad para mantener la vida bajo el agua y en tierra. Además, los residuos plásticos están asfixiando el océano. Más de la mitad de las especies marinas del mundo podrían estar al borde de la extinción en 2100 si seguimos por el camino actual.
El objetivo de la conferencia sobre los océanos es ampliar la acción oceánica basada en la ciencia y la innovación para la implementación del Objetivo 14 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Las soluciones para una gestión sostenible de los océanos consisten en tecnologías ecológicas y usos innovadores de los recursos marinos. También incluyen hacer frente a las amenazas a la salud, la ecología, la economía y la gobernanza del océano: la acidificación, los desechos marinos y la contaminación, la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, y la pérdida de hábitats y biodiversidad.
Con cada aliento que tomamos, estamos conectados al océano. El océano nos da oxígeno, nos provee de alimentos y medios de vida. Estabiliza nuestro clima, absorbiendo la mayor parte del calor atrapado en el sistema terrestre. Miles de millones de personas, animales y plantas dependen de un océano sano.
«Cuando protegemos el océano, el océano nos protege a nosotros», dice el Enviado Especial Thomson. «Pero el océano está en problemas. Insto a los gobiernos, a las industrias y a la sociedad civil a que unan sus fuerzas y actúen para revertir el deterioro de la salud del océano.»
Más información:
