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COP28: El cambio climático provoca el desplazamiento forzado de millones de personas en todo el mundo.

En un mundo afectado por el cambio climático, las migraciones ambientales están alcanzando proporciones sin precedentes, lo que se traduce en el desplazamiento forzado de millones de personas en todo el mundo.

En 2022, 32,6 millones de personas se vieron obligadas a desplazarse, superando en un 41% el promedio de los últimos diez años, según datos del Portal de las Migraciones. De estos desplazados, el 70% busca refugio en países vecinos, prefiriendo permanecer lo más cerca posible de su hogar y su familia, ya sea para escapar de un conflicto o de una catástrofe natural.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha alertado, pronosticando que en 2050 más de mil millones de personas en todo el mundo podrían estar expuestas a riesgos climáticos, como el aumento del nivel del mar, inundaciones, sequías y otras catástrofes naturales. Sin medidas para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero, cerca de 216 millones de personas deberán desplazarse dentro de sus países para 2050, según el Banco Mundial.

Para Dina Ionesco, directora de la Organización Internacional para las Migraciones, «es muy probable que los cambios ambientales indeseables directamente relacionados con el cambio climático o amplificados por éste modifiquen considerablemente los patrones de asentamiento humano».

El cambio climático es, sobre todo, un problema de justicia

Los impactos relacionados con el cambio climático no se distribuyen de manera equitativa, afectando de manera más significativa a algunas regiones del mundo que a otras.

Esta realidad pone de relieve la desigualdad entre las naciones del sur global, que sufren de manera desproporcionada las consecuencias de las emisiones históricas de los países desarrollados. Para las Naciones Unidas, las injusticias relacionadas con el cambio climático destacan la creciente brecha entre los más ricos y los más pobres.

«Los más pobres tienen derecho a estar enfadados. Están sufriendo una crisis climática no provocada, promesas financieras incumplidas y costos de endeudamiento exorbitantes», afirma António Guterres, el Secretario General de las Naciones Unidas.

El informe del IPCC destaca la necesidad urgente de políticas igualitarias para enfrentar el cambio climático. François Gemenne, profesor del Instituto de Estudios Políticos de París y director del Observatorio Hugo dedicado a las migraciones ambientales en la Universidad de Lieja en Bélgica, subraya que la cohesión social es un pilar en la lucha contra los efectos devastadores del clima. Recuerda que la definición y aplicación de políticas globales para prevenir el cambio climático deben tener en cuenta que la injusticia social agrava las consecuencias de estos cambios.

¿Quiénes son los más vulnerables?

Las catástrofes naturales relacionadas con el medio ambiente afectan de manera desproporcionada a las poblaciones rurales de las naciones del sur. Los cinco países más afectados por estos fenómenos climáticos son Pakistán, Filipinas, China, India y Nigeria, que representan el 98% de los 32,6 millones de nuevos desplazamientos, según el informe del Observatorio de las Migraciones Internas. Sus capacidades de adaptación se ven obstaculizadas por la fragilidad financiera y un limitado poder institucional.

Aproximadamente 3.300 y 3.600 millones de personas viven en entornos expuestos a perturbaciones climáticas. Cada impacto afecta principalmente a los más vulnerables, es decir, los más pobres, los más ancianos, los menos educados y los menos conectados.

Estas comunidades desfavorecidas, incapaces de desplazarse o reasentarse, están destinadas a residir en áreas directamente expuestas a los estragos climáticos. Sus sufrimientos se traducen en consecuencias económicas y sociales devastadoras, especialmente en sectores cruciales como la agricultura, la pesca y los bosques, que son los pilares mismos de la economía de estas naciones.

Si bien los países pobres están más expuestos y son más vulnerables a los efectos del cambio climático, su capacidad para absorber y recuperarse de un impacto se ve comprometida por sistemas institucionales frágiles, recursos limitados en términos de medios materiales y humanos, y la falta de una red de seguridad social.

Un mundo más cálido también es un mundo más violento

La lucha por la posesión de tierras y el acceso a los recursos naturales ha sido una fuente constante de conflictos en todo el mundo. Recientemente, estas tensiones se han acentuado debido al cambio climático. Ante la pérdida creciente de tierras fértiles y el acceso limitado a recursos vitales, comunidades enteras de todas las regiones del mundo se ven obligadas a optar por el exilio.

Regiones como el Cuerno de África y el Sahel a menudo se convierten en escenarios de conflictos donde los cambios climáticos, entrelazados con dinámicas étnicas, sociales y culturales, agravan los riesgos existentes.

Esta comprensión del cambio climático como factor directo de los desplazamientos, pero también como un «multiplicador de amenazas», es fundamental para el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en la gestión de la crisis actual. Más allá de las soluciones inmediatas para las personas desplazadas por el cambio climático, se requiere un compromiso con acciones que busquen reducir las causas subyacentes de los conflictos, con un enfoque particular en la tierra y los recursos. «Ignorar los problemas de restauración del suelo y de riego equivale a tratar los síntomas sin abordar realmente la crisis», estima François Gemenne.

Es hora de actuar a nivel mundial

Estas conexiones entre el desregulación del clima y los conflictos subrayan la necesidad urgente de una acción global. Los países desarrollados deben promover conjuntamente el desarrollo sostenible y ayudar a las economías en desarrollo. Según el Secretario General de la ONU, «debemos actuar ahora para proteger a las poblaciones en primera línea y limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius para evitar lo peor del caos climático».

Las Conferencias de las Partes (COP), año tras año, a menudo decepcionan debido al incumplimiento de los propios objetivos por parte de los gobiernos. Para François Gemenne, las COP no deben ser oportunidades desperdiciadas, sino momentos decisivos en los que se deben tomar decisiones diferentes. Destaca la importancia de la unidad de esfuerzos para enfrentar los desafíos de la cooperación internacional, trascendiendo las fronteras nacionales.

Más información:

Conferencias sobre el Cambio Climático

Datos clave sobre la COP28

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