La endometriosis es una enfermedad que afecta a 1 de cada 10 mujeres en todo el mundo. Puede causar dolor físico, problemas de salud mental, impactos socioeconómicos negativos e infertilidad. El diagnóstico suele retrasarse debido a la complejidad de la enfermedad y a la normalización social de los períodos dolorosos. Para ayudar a las mujeres afectadas por la enfermedad, es necesario concientizar e investigar más a un nivel mundial.
La endometriosis afecta aproximadamente al 10% de las mujeres en su edad reproductiva. Es una enfermedad compleja en la que un tejido similar al revestimiento del útero crece fuera del útero, causando inflamación.
Actualmente, no hay cura para la enfermedad. Los síntomas se controlan con medicamentos, tratamientos hormonales o la cirugía.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), múltiples factores contribuyen al desarrollo de la endometriosis.
El Dr. Ernesto Álvarez Durnov, especialista en ginecología y obstetricia en Panamá, ha trabajado con pacientes afectadas por la endometriosis durante casi 20 años. Él cree que la genética y el estilo de vida juegan un papel importante: “Sabemos que existe un fuerte vínculo hereditario. Los alimentos procesados, el sedentarismo y el estrés provocan que [la endometriosis] crezca más rápido y que sea más agresiva”.
Otras causas potenciales incluyen una inmunidad alterada o deteriorada, influencias hormonales complejas y contaminantes ambientales.
Complejidad de la enfermedad
Cada mujer es un individuo diferente, por eso los síntomas pueden variar mucho. La endometriosis puede causar dolor durante la ovulación, la menstruación, las relaciones sexuales, las deposiciones y la micción. Mujeres han descrito el dolor como si «alguien te apuñalara» o «tu útero está envuelto con alambre de púas».
La Panameña Milagros Mitchell, de 30 años, ha sido afectada por la endometriosis desde su pubertad. Después de diez años de sufrimiento inexplicable, le diagnosticaron la endometriosis más grave (etapa 4).
Para diagnosticar correctamente la enfermedad, se utiliza un método quirúrgico llamado laparoscopia. En el caso de Mitchell, se observó que el tejido se había extendido a los ovarios, el útero, el intestino y la vejiga.
“No tengo una gran barriga, pero en algún momento, la inflamación fue tan fuerte que parecía una mujer embarazada. Me sentí desesperada. No había ningún medicamento que pudiera calmar mi dolor”, explica.
Antes de recibir la cirugía que finalmente ayudó a reducir su dolor, Mitchell recibió primero un tratamiento hormonal, lo que la lanzó en una menopausia precoz. “Fue horrible. Tuve síntomas de la menopausia a los 30 años. No tenía la menstruación, pero todavía tenía todos los síntomas de la endometriosis”, nos cuenta.
Necesidad de concientizar
La endometriosis no se detecta a menudo debido a tabúes, estigmas y suposiciones. Muchas personas asumen que la menstruación dolorosa es normal, lo que a menudo conduce a un diagnóstico tardío.
Sin embargo, sentir un dolor espantoso en el área pélvica no es normal.
Mitchell no fue la única que nunca había oído hablar de esta enfermedad común, pero muchos proveedores de asistencia sanitaria tampoco están informados sobre ella.
A pesar de varias visitas al médico, Mitchell nunca recibió respuestas adecuadas a su complicada menstruación de sangrado abundante y dolor intenso: “Muchos médicos pensaron que tenía algún problema intestinal, pero tardó más de diez años para diagnosticar la endometriosis”.
Álvarez Durnov cree que muchos países no han invertido lo suficiente para tratar enfermedades «no mortales» como la endometriosis. También cree que hay un problema de suposiciones: “Muchas madres les dicen a sus hijas adolescentes que sienten dolor que es ‘normal’. Muchos médicos les dicen lo mismo a sus pacientes”.
Si la endometriosis no se trata, la enfermedad puede afectar varios órganos. Entonces sí, las complicaciones pueden ser fatales. “Las perforaciones de intestino pueden poner la vida del paciente en peligro. La enfermedad también se relaciona a ciertos tipos de cáncer de ovario”, explica Álvarez Durnov.
Alto costo de la enfermedad
Las mujeres y niñas con la endometriosis a veces no pueden acudir al trabajo o la escuela. También es imposible funcionar de manera óptima si los síntomas son demasiado graves.
En el caso de Mitchell, está convencida de que perdió su trabajo por tener que usar demasiados días de enfermedad. Al final, la empresa comenzó a cuestionarla. “Miraron los números. No podía decirles la verdad porque en ese momento no sabía qué me pasaba. La empresa no sabía esto y yo lo entiendo”, dice.
Mitchell cree que se necesita una mejor protección de las trabajadoras para ayudar a las mujeres con la endometriosis que no pueden controlar su situación.
“A menudo trabajaba durante mis períodos. Incluso cuando me sentía fatal, siempre trataba dar lo mejor de mí. Nunca fui reconocida por eso. Por favor, empresas, cuiden mejor a sus trabajadoras. Las trabajadoras no son sólo un número”, señala.
El tratamiento de una enfermedad crónica se vuelve caro debido a la necesidad constante de medicación. Mitchell estaba muy enferma, cuando en un momento dado, perdió su trabajo. En su caso, tuvo que someterse a una cirugía costosa, que le salvó la vida, en una clínica privada. “Entonces tuve que pedirles dinero a mis padres”, explica.
Salud mental en riesgo
Los síntomas pueden causar cansancio, depresión y ansiedad. Mitchell también ha tenido sus momentos de desesperación: “Antes de que me operaran, dije que, si Dios quiere que me envíen a él, estoy de acuerdo con eso. Ha habido momentos en los que no he querido estar viva”.
El entorno de Mitchell también contribuyó a su salud mental. Algunas personas cuestionan por sus propias suposiciones el dolor que sienten las mujeres con la endometriosis. “Es tan traumatizante oír a la gente que creen que te lo estás imaginando, que seas una dramática, y que los períodos no son tan dolorosos”, explica Mitchell.
Además, mujeres con la endometriosis corren un mayor riesgo de infertilidad. Es posible que algunas mujeres sin síntomas solo obtengan un diagnóstico después de años de intentar concebir un bebé. Y los impactos sociales desafían aún más mentalmente a muchas mujeres en todo el mundo.
“Cuando me casé, la gente empezaba a preguntar por los bebés, pero no lo entendían. Me encantaría ser madre y esto me hace llorar. Sé que tendré problemas para tener un bebé, pero lo que más importa es mi salud”, explica Mitchell.
El tratamiento multidisciplinario con una cirugía exitosa y mejores hábitos de vida han mejorado la calidad de vida de Mitchell. Ella está agradecida por su familia: “El apoyo de mi esposo ha significado mucho y me ha dado paz. Sin mi familia, no estaría aquí”.
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El articulo en inglés «Let’s stop normalizing painful periods»