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Gran Canaria contra la malnutrición de los refugiados saharauis

Por Clara Cadena

Gran Canaria destina 1 millón de euros al Programa Mundial de Alimentos para los refugiados saharauis.

La intensa ola de calor que se está registrando estos días en diferentes países de Europa, entre los que se encuentra España, nos alerta de la alta vulnerabilidad actual al cambio climático. Entre los principales efectos causados por esta amenaza medioambiental encontramos el aumento de las cifras del hambre en el mundo. Según Arif Husain, el economista jefe del Programa Mundial de Alimentos, se debe establecer un enfoque hacia las causas fundamentales del hambre, como son los conflictos, el cambio climático y las crisis económicas para lograr un mundo sin hambre. Sin embargo, dado que la erradicación de estos factores parece inalcanzable, las cifras de personas que pasan hambre en el mundo parece que no dejan de aumentar.

Mientras que la desnutrición ha sido durante un largo periodo de tiempo uno de los principales problemas globales, la malnutrición ha pasado desapercibida en este sentido. Uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU en la Agenda 2030 hace referencia al “Hambre cero”. Más concretamente, el Objetivo 2 se dirige a la erradicación del hambre y la facilitación del acceso a la comida para todo el mundo. Sin embargo, también se debe tener en cuenta que la malnutrición es una amenaza para la población más vulnerable del mundo, ya que cada vez es más común encontrar personas con deficiencias de nutrientes y minerales esenciales.

Un ejemplo claro de malnutrición es el que se vive en los campos de refugiados en Argelia. Esta región ha acogido a refugiados del Oeste del Sahara desde 1975 y, aunque hace unos 30 años que reciben soporte de diferentes programas de la ONU, aún existen problemas con la alimentación de los refugiados. En el caso de los niños, en noviembre de 2018 se registró que el 19% de los niños menores de 5 años sufrían malnutrición crónica, que puede llevar a atrofias en su desarrollo, impidiendo que el cuerpo y el cerebro de estos niños se desarrolle en su totalidad.

Programa Mundial Alimentos en Gran Canaria

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU tiene como objetivo principal brindar asistencia alimentaria en emergencias (como en conflictos) y trabajar con las comunidades para mejorar la nutrición y crear resiliencia. En el caso de los saharianos, lleva años intentando resolver esta inestabilidad alimenticia que sufren. El Programa cuenta con cinco almacenes que se encuentran en distintas áreas del mundo, donde se guardan suministros de emergencias que son repartidos a las poblaciones que se encuentran en situaciones conflictivas. Uno de estos almacenes se encuentra en Las Palmas de Gran Canaria dónde se almacenan kits médicos, equipos de refugio, alimentos listos para usar y equipos de logística entre otras cosas. Este almacén fue creado en 2014 gracias al Gobierno de España y, desde entonces, ha supuesto un punto clave de ayuda para las regiones de África Occidental, reduciendo el tiempo de respuesta humanitaria en estas zonas.

Aunque el establecimiento de este almacén supuso un beneficio para la situación que viven las familias saharauis en Argelia, el PMA necesita recibir donaciones que le permitan la distribución de los alimentos necesarios. Además, dado que los alimentos que pueden ser almacenados suelen ser alimentos en conserva (listos para usar) y con poca variedad, también se requiere de un seguimiento nutricional para asegurar que tanto niños como adultos mantienen una dieta equilibrada, sin falta de nutrientes esenciales.

En junio de 2019, Gran Canaria hizo una contribución de 1 millón de euros dando soporte a los refugiados del Sahara en Argelia. Esta donación ha permitido la distribución de 1.200 toneladas de gofio a los campamentos de refugiados saharauis. Con esta cantidad tan elevada de un alimento que resulta muy nutritivo y rico en vitaminas y fibra, el plan del Programa Mundial de Alimentos es preparar una mezcla de este ingrediente con azúcar y aceite para poder distribuirlo por las escuelas y alimentar a 40.000 estudiantes, combatiendo así la malnutrición que se vive en estos campos y que afecta al desarrollo de los infantes.

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