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Igualdad de género: una solución para regular la demografía

El informe sobre el Estado de la Población Mundial arroja datos que nos ayudan a entender mejor los problemas demográficos y cómo las soluciones suelen estar vinculadas a la fertilidad, lo que pone en peligro los derechos de las mujeres y las niñas.

Dos tercios de la población mundial viven en lugares donde las tasas de fertilidad están por debajo del «nivel de reemplazo» de 2,1 nacimientos por mujer.

Las tasas de fecundidad que se desvían del 2,1 suelen considerarse señales de alarma de una inminente superpoblación o de una despoblación catastrófica.

La investigación realizada para este informe ha revelado un fuerte aumento reciente del número de gobiernos que adoptan políticas para aumentar, reducir o mantener las tasas de fertilidad. El análisis muestra que estas políticas suelen ir asociadas a una reducción de las libertades.

Soluciones simples pero inadecuadas

Las tendencias demográficas son de gran importancia. Sin embargo, las narrativas alarmistas persisten en el debate  porque proporcionan temas de conversación fáciles y pueden utilizarse para justificar «soluciones» simples pero falaces, como el establecimiento de objetivos de fertilidad para «corregir» el tamaño de la población.

En realidad, no existe un tamaño de población perfecto, ni una forma fiable de alcanzarlo. Las tasas de fecundidad fluctúan por muchas razones que van mucho más allá del alcance de las políticas estatales.

Convencer a las mujeres para que tengan más o menos hijos puede parecer más realista a algunos dirigentes que abordar la crisis climática reduciendo las emisiones o aumentando el consumo y la producción sostenibles, o realizar las inversiones públicas necesarias para garantizar un acceso equitativo a una educación, un empleo, una cobertura sanitaria y una protección social de calidad.

Los datos más recientes sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible revelan que, de los 64 países encuestados, se calcula que el 43% de las mujeres que mantienen relaciones no pueden tomar decisiones sobre atención sanitaria, sexualidad o anticoncepción (Naciones Unidas, 2023). También se calcula que el 24% de las mujeres y niñas no pueden decir no a las relaciones sexuales.

Paridad: la mejor forma de regular la demografía

Está claro que las viejas formas de gestionar el cambio demográfico no funcionan y, en el peor de los casos, conducen a la violencia.

Afortunadamente, los países están empezando a dejar de lado sus temores y a responder a los retos con nuevas soluciones. Al planificar el cambio demográfico en curso, no están fijando objetivos, sino que aspiran a la resiliencia demográfica. Este enfoque implica que los sistemas sociales y económicos se mantengan en línea con lo que las propias personas dicen que necesitan para prosperar.

Para avanzar en esta dirección, debemos ampliar nuestra comprensión de la población invirtiendo en la recopilación y el análisis de datos. De hecho, un reciente estudio de las Naciones Unidas concluyó que una mayor paridad entre hombres y mujeres en la población activa contribuiría mucho más a sostener las economías en sociedades que envejecen que un retorno a una mayor fertilidad (UN DESA, 2023).

En lugar de instituir políticas que influyan en las decisiones de los individuos, los gobiernos deberían centrarse en capacitarles para alcanzar sus objetivos reproductivos individuales.

Esto significa reforzar los sistemas de pensiones y de asistencia sanitaria, introducir políticas favorables a la familia -como programas de baja parental y créditos fiscales por hijos- y promover la igualdad de género en el lugar de trabajo.

Esto requiere una acción concertada entre los responsables políticos, los parlamentarios, los jóvenes y las personas mayores, los activistas, el sector privado y los grupos de la sociedad civil para crear las condiciones de un mundo en el que todos puedan ejercer sus derechos, opciones y responsabilidades.

Fuente: UNFPA

Más información en UNRIC.es

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