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La crisis climática mundial afecta a la salud

El cambio climático está teniendo graves repercusiones en la salud y el bienestar de las personas. Las condiciones climáticas cambiantes están incrementando el riesgo de enfermedades relacionadas con el calor, modificando los patrones de transmisión de enfermedades infecciosas y aumentando el riesgo de fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, sequías, incendios forestales y huracanes, así como peligros como la contaminación atmosférica.

Necesidades básicas

La crisis climática también está afectando a necesidades humanas básicas como la seguridad alimentaria y el acceso al agua potable y el saneamiento. Las personas más expuestas son las que viven en la pobreza, los ancianos, las personas con problemas de salud preexistentes y las minorías étnicas.

Según un reciente estudio del Banco Mundial, el cambio climático amenaza con sumir en la pobreza extrema a 132 millones de personas más de aquí a 2030. Más de la mitad de ellas vivirán en el África subsahariana y Asia meridional. Los efectos del cambio climático sobre la salud son los responsables del mayor aumento de la pobreza en comparación con otros sectores, empujando a más de 44 millones de personas a la pobreza extrema.

Cambio climático

El cambio climático es un multiplicador de riesgos que afecta a la salud humana y sus impactos no han dejado de aumentar con el paso del tiempo:

  • Las repercusiones directas pueden producirse por el aumento de las temperaturas, las olas de calor y la contaminación atmosférica, que contribuyen a las enfermedades relacionadas con el calor y agravan las enfermedades crónicas, o por fenómenos meteorológicos extremos que aumentan la incidencia de lesiones traumáticas.
  • Impactos mediados por los ecosistemas causados por cambios en las temperaturas o en el régimen de lluvias se incluye el aumento del riesgo de enfermedades como la malaria o el dengue, transmitidas por mosquitos y otros vectores. Las enfermedades transmitidas por el agua, como la malaria, pueden aumentar tras las inundaciones, mientras que los cambios en las prácticas agrícolas y la seguridad alimentaria aumentan las amenazas de enfermedades relacionadas con los alimentos y la desnutrición. La crisis climática también está triplicando la probabilidad de que se produzca otro gran acontecimiento relacionado con virus como la pandemia de COVID-19.
  • Las repercusiones indirectas incluyen problemas de salud mental derivados de las dificultades relacionadas con el clima, la pobreza o los desplazamientos, así como perturbaciones en los sistemas alimentarios y la agricultura que amplifican la inseguridad alimentaria y provocan un aumento del hambre y la malnutrición. El cambio climático también plantea amenazas para la salud al socavar otras necesidades humanas básicas, como el acceso al agua potable y el saneamiento.

¿Cómo podemos abordar eficazmente la intersección entre clima y salud?

El cambio climático ejerce una presión significativa sobre los sistemas sanitarios al aumentar la demanda de servicios de salud. Reforzar los sistemas sanitarios, hacerlos más resilientes y aumentar su capacidad son pasos cruciales para garantizar que el sector sanitario, uno de los primeros en responder a las perturbaciones climáticas, pueda responder a los crecientes retos sanitarios y prestar servicios fundamentales.

Los países deben invertir en estrategias de adaptación que aborden de forma proactiva las repercusiones sanitarias relacionadas con el clima. También tienen que desarrollar sistemas eficaces de alerta temprana de brotes de enfermedades relacionadas con el clima y mejorar la preparación ante las crisis formando al personal sanitario, ampliando los sistemas de información sanitaria y las vacunas, y modernizando las cadenas de frío y otros equipos críticos.

Se calcula que el sector sanitario contribuye actualmente con al menos el 5% de las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero, en su mayoría procedentes de productos farmacéuticos y médicos. El sector debe adoptar la eficiencia energética y recurrir a fuentes de energía renovables para reducir su huella ambiental, incluido el transporte, y los costes energéticos.

Fuente – Banco Mundial

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