Estimados amigos y amigas:
2020 ha sido un año de adversidades, tragedias y lágrimas.
La COVID-19 ha desestabilizado nuestras vidas y sumido al mundo en el sufrimiento y el dolor.
Muchos seres queridos han perdido la vida – y los estragos de la pandemia continúan, con nuevas olas de enfermedad y muerte.
La pobreza, la desigualdad y el hambre están creciendo. Los trabajos desaparecen y las deudas aumentan. Niños y niñas sufren dificultades.
La violencia en el hogar se intensifica, y la inseguridad campa a sus anchas.
Pero se avecina un Año Nuevo. Y con él, se atisban rayos de esperanza:
– Gente que tiende una mano amiga a vecinos y a extraños;
– Trabajadores de primera línea que lo dan todo;
– Científicos que desarrollan vacunas en un tiempo récord;
– Países que asumen nuevos compromisos para prevenir la catástrofe climática.
Si trabajamos juntos, en un espíritu de unidad y solidaridad, estos rayos de esperanza pueden llegar a todo el mundo.
Esa es la lección de este año tan difícil.
Tanto el cambio climático como la pandemia de COVID-19 son crisis que solo podemos abordar desde la unidad, como parte de una transición hacia un futuro inclusivo y sostenible.
El objetivo central de las Naciones Unidas para 2021 es construir una coalición mundial para la neutralidad en emisiones de carbono de aquí a 2050.
Todos los gobiernos, las ciudades, las empresas y las personas pueden desempeñar un papel en el logro de este objetivo.
Unámonos para hacer las paces entre nosotros y con la naturaleza, enfrentemos la crisis climática, detengamos la propagación de la COVID-19, y hagamos del 2021 un año de sanación.
Sanación del impacto de un virus mortal. Sanación de economías y sociedades rotas. Sanación de las divisiones. Y empecemos a sanar nuestro planeta.
Ese debe ser nuestro propósito de Año Nuevo para 2021.
Desde las Naciones Unidas, les deseo a todos y todas un Año Nuevo lleno de felicidad y paz.
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