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Un padre contra corriente en Egipto

La historia de un padre valiente que protegió a su hija de la MGF gracias al amor y a una sólida conciencia religiosa.

La mutilación genital femenina (MGF) es una práctica bastante extendida en el Alto Egipto. Las madres de una misma familia o barrio se ponen de acuerdo para practicar la ablación a sus hijas el mismo día. La madre de Shaimaa no era una excepción, pero afortunadamente su padre se enteró de sus intenciones en el momento oportuno.

Shaimaa empezó a darse cuenta de que la MGF es habitual, y que lo que hacía su padre era una excepción: «Conocía a profesores universitarios y a personas de mente abierta y bien educadas que creían que la MGF era normal y beneficiosa para las niñas. No podía entender por qué mi padre, un simple analfabeto, se negaba a que me la practicaran».

El viejo secreto

Shaimaa preguntó a su padre por qué estaba en contra de la MGF, y él le contó que cuando tenía 15 años, a principios de la década de 1960, había un jeque en Manfalout, su ciudad natal, que hablaba repetidamente de la MGF en los sermones de los viernes. El jeque recalcó que la MGF no forma parte del Islam e instó a la gente a detenerla.

«El papel del discurso religioso es el más poderoso. Puede ser más influyente que los seminarios o las sesiones de sensibilización». Las palabras del jeque convencieron a muchos hombres y concienciaron a niños como mi padre por aquel entonces. Sin embargo, las esposas siguen cortando a sus hijas a espaldas de sus maridos», explica Shaima

El riesgo continúa

A pesar del descenso de la prevalencia de la práctica en el grupo de edad de 15 a 17 años en más de un 13 por ciento de 2008 a 2014 (Encuesta Demográfica y de Salud 2014); algunos retos persisten. Egipto es el país con mayor índice de medicalización de la MGF, ya que 8 de cada 10 niñas sometidas a esta práctica fueron cortadas por personal médico.

La MGF no solo amenaza a las jóvenes, a veces se extiende más allá del matrimonio. Shaimaa compartió una desafortunada historia que escuchó durante las sesiones de sensibilización sobre una niña cuyo marido descubrió que no había sido sometida a la ablación el día de la boda y la llevó por la fuerza al médico para que le practicara la «operación».

Fuente: UNICEF

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